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Cerveza y salud

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El consumo moderado de cerveza retrasa la menopausia en las mujeres un promedio de dos años, según los datos de un estudio presentado con motivo de las 'Jornadas Gastronómicas de la Cerveza en Restaurantes Revelación', promovidas por Cerveceros de España.
Según los expertos, diversos estudios realizados en distintos países concluyen que el nivel de estrógenos en sangre es mayor en el caso de mujeres consumidoras de alcohol que en abstemias.A este respecto, la cerveza contiene fitoestrógenos --compuestos de estructura química muy próxima a la de los estrógenos naturales-- que serían responsables de un retraso de dos años, como promedio, en la aparición de la menopausia en mujeres que beben cerveza con moderación.Asimismo, estudios científicos revelan que los bebedores moderados de cerveza tienen un 60% menos de riesgo de sufrir ataques cardiacos que los grandes bebedores y los abstemios, teniendo una incidencia menor de cardiopatía isquémica (angina de pecho e infarto), hipertensión arterial, accidentes vascular cerebral y diabetes mellitus. Además, el consumo moderado de alcohol aumenta el 'colesterol bueno' (HDL), reduciendo riesgos de enfermedades y accidentes cardiovasculares.Además, beber cerveza promueve la secreción de jugos gástricos, facilita la digestión y estimula el apetito, por las sustancias amargas del lúpulo. Entre sus propiedades, asimismo, esta bebida contiene componentes como sales minerales, fibra, agua, carbohidratos, micronutrientes y un alto contenido en vitaminas, especialmente solubles del grupo B. Así, la cerveza contiene vitamina B12, que actúa sobre el sistema nervioso y la formación de hemoglobina; vitamina B2, que facilita la digestión; vitamina B1, que actúa sobre el metabolismo de los glúcidos; y ácido fólico. Precisamente, un estudio del doctor Varela-Moreiras demuestra que el consumo de un tercio de cerveza al día aporta el 10% de las necesidades diarias de esta vitamina.Por otra parte, los expertos aseguran que el consumo moderado de cerveza aporta antioxidantes naturales a la dieta, contribuye a evitar el estreñimiento, a disminuir la incidencia de cáncer de colon y rebaja la colesterolemia.

LA CERVEZA NO ENGORDA.
Finalmente, estudios internacionales realizados en los últimos años concluyen que la cerveza como tal no engorda. Así, según el doctor Keul, de la Clínica Universitaria de Friburgo (Alemania) asegura que la 'barriga cervecera' no existe, sino que es el alto consumo calórico de alimentos ricos en grasas la verdadera causa de esta corpulencia.Además, un estudio de la Universidad de Nápoles dirigido por el doctor Pasquale Strazzullo confirma que un consumo moderado de cerveza no es el responsable de la denominada 'curva de la felicidad', sino que se trata de un gen que favorece la acumulación de grasas alrededor del abdomen.Por otra parte, en una investigación realizada por el Grupo de Inmunonutrición del Departamento de Metabolismo y Nutrición del Instituto del Frío del CSIC, dirigida por la doctora Ascensión Marcos, se sometió durante un mes a 57 voluntarios adultos y sanos a no consumir ninguna bebida alcohólica, y durante el mes siguiente consumieron cerveza de forma moderada, sin que se registrara ningún aumento de peso ni de masa corporal.

Vía : Lukor

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El arte de servir cerveza

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Servir, o más comunmente, tirar bien una cerveza es un arte no fácil de alcanzar, que sólo conseguiremos después de una cierta práctica y siendo fieles al "catecismo" que regula su servicio.
Si bien hay unas normas generales que sirven para todas las cervezas, no es menos cierto que dependiendo del estilo de la misma y del recipiente en que se conserva, las pautas a seguir, para obtener un servicio perfecto de nuestra bebida, varian ligeramente.
En principio hay una gran diferencia entre servir cerveza de barril, por medio de grifo, y cerveza embotellada.
En esta ocasión, nos vamos a referir sólo al último caso, pues es más fácil disponer de botellas en casa que de cerveza de grifo; no obstante, en otra ocasión dedicaremos algunas palabras a este tema para los afortunados que disponen de un grifo de cerveza en casa.
La primera norma de oro que debemos tener presente es que la grasa y los olores son enemigos irreconciliables de la cerveza y que debemos evitar a toda costa.
Ello supone que el vaso, jarra o copa en el que vamos a decantar nuestra cerveza debe estar absolutamente limpio, especialmente de grasa, ya que esta evita la formación de espuma.
Nos encontramos entonces con un grave problema, los buenos quitagrasas son productos fuertes, generalmente bastante olorosos, de modo que entramos en conflicto con el segundo aserto de nuestra dorada regla: evitar olores.
Efectivamente los olores típicos de los detergentes anulan a los aromas cerveceros, que generalmente son muy tenues, de modo que debemos ser muy cuidadosos en este tema.
Hemos de procurarnos un buen desengrasante pero que sea poco oloroso y siempre enjuagar abundantemente con agua clara el recipiente, que debemos dejar sacar al aire, de modo que se ventile bien.
La segunda norma es muy controvertida, pues hay dos escuelas opuestas que defienden justamente lo contrario.
Mientras unos opinan que se debe refrescar el vaso con agua fría antes de escanciar la cerveza en él, otros consideran que el recipiente receptor debe estar absolutamente seco.
Los primeros aducen que con ello se consigue que la cerveza no se caliente pronto, pues al enfriar por este medio el vaso, el intercambio de temperatura entre continente y contenido es mínimo.
Los segundos alegan que con esta práctica se aminora la formación del burbujeo, pues la humedad en las paredes del vaso "atrapa" el carbónico, de modo que la cerveza nos resultará menos espumosa y con menos gasificación.
¿Quién lleva razón? ¿Existe alguna otra solución?
Razón llevan, cada una en lo que le corresponde, ambas partes. Otra solución no se ha encontrado. Se ha recurrido a conservar los vasos, copas y jarras en frigoríficos; pero es peor el remedio que la enfermedad (sobre todo si se trata de un congelador), pues el frio de estos recipientes es húmedo, de modo que estamos en las mismas, con el inconveniente de necesitar de un aparato costoso sólo para este fin.
Nosotros entendemos que lo mejor es una solución intermedia: refrescar los vasos sólo cuando sea necesario; es decir, cuando el vaso esté excesivamente caliente, en relación con la temperatura de la cerveza que vayamos a tomar.
En caso contrario, es preferible servir con el vaso seco.
La tercera norma a seguir es la de tener la cerveza a la temperatura adecuada. En este sentido es preciso tener en cuenta el estilo de que se trate y, también, las costumbres y climatología de la zona en que estemos.
Por lo general, en España, es preciso bajar un poco más la temperatura de casi todas las cervezas. Con un ejemplo se entenderá fácilmente: cuando un fabricante inglés recomienda tomar su producto a temperatura ambiente, se estará refiriendo aproximadamente a unos 11º C, que es la media habitual de temperatura en su país. En España la media sobrepasa los 18º C, por lo que se comprende que esa cerveza inglesa en España no debemos tomarla a temperatura ambiente.
También, claro está, influirá nuestro gusto personal; no obstante, aconsejamos no distanciarse demasiado de lo propuesto por los expertos y conocedores, pues es cierto que en nuestro país tendemos a tomar la cerveza demasiado fría, y en algunos estilos esto dificulta una buena apreciación de la cualidades de la bebida.
Llegamos al tema más complejo del servicio de la cerveza, el hecho de "tirarla".
Sin duda lo más difícil de todo el proceso y lo que requiere de cierta práctica hasta que lo hagamos bien. Nos referiremos hoy al servicio de las lager, más o menos fieles al estilo pilsen, por ser las más habituales y las que más se consumen en verano.
Una pilsen se debe tirar de tres golpes, siguiendo los siguientes pasos:
Primero:
Inclinamos la copa (o vaso de lager) como unos 45º y acercamos la botella hacia el borde inferior del recipiente, dejando caer la cerveza sobre la pared lateral y entonces separamos la botella elevándola hacia arriba, de modo que llenamos más o menos la mitad del recipiente (que debe tener una capacidad ligeramente superior a la de la botella que estemos utilizando).
Segundo:
Después de un ligero tiempo de reposo, inclinamos la copa menos que antes, como a unos 80º, y volcamos el líquido con la boca de la botella próxima al borde del vaso, separándola poco a poco (es más fácil bajar la copa que elevar lo botella), hasta que la espuma alcance el borde.
Tercero:
Con el recipiente en posición vertical, terminamos de verter el líquido (tras un pequeño reposo), de modo que la espume sobrepase el borde ligeramente, como un dedo, más o menos.
Si la espuma es muy cremosa el copete que se forme sera anguloso en los bordes, si no, tenderá a ser más redondeado.
El resultado final debe presentar una cerveza con "cuentas" de burbujeo y con una cabeza de espuma de al menos tres centímetros, que naturalmente irá desvaneciéndose.


Vía : Conectia

22:30

Tipos de cerveza

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Existen muchísimos tipos de cerveza. Teniendo en cuenta el modo de fermentación, podemos distinguir tres categorías: fermentación baja, fermentación alta y fermentación espontánea y también existen unos tipos de cerveza especial.
Lager y Pilsen: " Rubia y ligera ", es la cerveza por excelencia, la más extendida. Se elabora con malta pálida. De baja fermentación. El contenido alcohólico es la única diferencia entre sus distintos tipos. Su graduación alcohólica va desde los 3.5 grados hasta los 4 grados. Contiene aproximadamente 45 kcal cada 100 ml.
Abadía: Se elabora con cebada. Tiene una fermentación alta y una maduración de 2 a 3 semanas como máximo, un mes. Es una cerveza fuerte y artesanal. Su graduación alcohólica es de 4 grados promedio, y su contenido calórico asciende a 55 kcal cada 100 ml debido a su menor contenido de agua.
Gueuze-Lambic: Es de la fermentación natural o salvaje lo que la caracteriza, porque fermenta sin necesidad de levadura, ya que ésta se produce naturalmente por fenómenos ambientales.
Blanca: Esta cerveza se hace exclusivamente con trigo. Se llama así porque es muy pálida y de color más claro que la pilsen. De fermentación alta y contenido en alcohol bajo, tiene un sabor ligero pero marcado. Esta graduada a 3.5 grados y contiene 45 kcal cada 100 ml.
Ale: Su sabor afrutado proviene de un proceso de fermentación relativamente rápido a altas temperaturas, con variedad de levaduras de fermentación que una vez consumido todos los azucares suben en vez de flocular. Este procedimiento, conocido como alta fermentación, define de manera característica a la cerveza Tipo Ale. El color y su fuerza varían y hay diferentes tipos: See Bitter, Brown Ale, Cream Ale, Indian Pale, Mild, Pale-Ale, Scotch Ale. Se acerca a las 46 kcal cada 100 ml siendo de 3.5 grados su graduación alcohólica.
Stout: Casi negra, fabricada con malta tostada con un proceso de alta fermentación. La Stout inglesa es frecuentemente dulce. Normal, Especial y Export. Eleva su contenido calórico a 59 kcal cada 100 ml. mientras que su graduación alcoholica es de 4.5 grados.

Vía : Zonadiet

21:27

Gulas " gulash "

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El " gulash " es una comida típicamente centroeuropea.
En general se trata de un estofado de cebolla, carne y especias.
"Primero picamos la cebolla, pero no muy fina, y la ponemos a freír a fuego lento con unas cuatro cucharadas de aceite. Entretanto cortamos la carne en cubitos, digamos dos por dos centímetros. Le agregamos sal y pimienta. Cuando la cebolla está ya doradita, añadimos dos cucharaditas de pimentón y lo dejamos cocinarse un momento antes de aumentar el calor y agregar la carne, revolviéndola de manera que se tueste por todos los lados, para que quede jugosa. Esto llevará unos dos o tres minutos. Quien desee, puede sazonar ahora la carne con algo picante, pero no es obligatorio, especialmente si lo comerán niños. El picante puede añadirse luego de servir la comida.
Ahora llega el momento más importante, que definirá el buen sabor del gulash. Se trata del líquido que agregaremos. Lo corriente es cubrir la carne con agua caliente ó caldo, pero el sabor del jugo será mucho mejor si agregamos cerveza o vino tinto. Tapamos la olla de presión y le damos unos veinte minutos a fuego lento. Luego la destapamos hasta que baje la presión, en la cacerola corriente el tiempo de cocción será más largo y habrá que revolver el gulash de vez en cuando, agregando algún líquido si hace falta. "
Cuando la carne ya esté blanda y si el jugo está muy claro, podemos agregar un poco de pan rallado para espesarlo. Lo importante ahora es agregar un diente de ajo machacado y una pizca de mejorana para darle aroma. Servimos el gulash con papas hervidas, con pastas o si queremos hacerlo a la checa con "knedlíky".

2:25

Gastronomía de la Semana Santa

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Tras los Carnavales, la siguiente cita festiva de los católicos es la Semana Santa, días en los que se conmemora la Pasión y Muerte de Cristo. La beatitud y la espiritualidad se combinan con el fervor popular de los que participan en procesiones, misas y saetas. Pero las jornadas festivas también traen vacaciones y citas familiares, por eso, una buena mesa es fundamental en estos días. El pescado y los dulces son los protagonistas de la gastronomía típica de esta semana.
La Cuaresma católica obliga a abstenerse de comer carne todos los viernes desde que finaliza el Carnaval, un deber cristiano conocido como 'vigilia', que ya se ha convertido en una deliciosa tradición culinaria para el Viernes Santo. Ese día las carnes, embutidos y fiambres se sustituyen por deliciosos guisos de pescado, legumbre y verdura. El bacalao, los garbanzos y las espinacas son los ingredientes estrella del tradicional potaje de vigilia, al que le acompañan variadas hortalizas. A esa receta ancestral hay que unir otras modalidades, donde también se incorporan acelgas, judías blancas y otros tipos de pescados.
Sabores saladosLa Semana Santa católica tiene muchas similitudes con la Pascua Judía, sobre todo teniendo en cuenta que, a modo de penitencia, es obligatorio ayunar o guardar vigilia durante toda la Cuaresma y especialmente el Viernes Santo. Aunque ya muchas familias no siguen tan estrictamente los dictados de las tradiciones religiosas, estas costumbres son una buena excusa para ofrecer a los tuyos recetas típicas, de sabor añejo y muy elaboradas, que cada vez son menos habituales en los hogares debido al ritmo de vida tan ajetreado que llevamos. Al potaje y los platos elaborados con bacalao, podemos incorporar otros menús, con deliciosas alternativas como las lentejas estofadas, las judías pintas, las ensaladas, las patatas guisadas o incluso la paella de marisco.
Los buñuelos, las croquetas y las tortillitas, todas de bacalao, son tres de los platos más típicos de estas fechas. En todos ellos, las masas de harina se combinan con el inconfundible sabor del bacalao, que es el pescado más consumido durante la Semana Santa. También los hay que optan por degustarlo al 'pil pil', uno de los guisos españoles más tradicionales, así como rebozado y frito en la sartén. Al tradicional bacalao, muchas mesas incorporan otro tipo de pescados, desde los blancos como la pescadilla, el mero y la merluza, hasta los azules como boquerones y sardinas. Las posibilidades son muchas: rebozado, a la marinera, a la vasca o en salsa verde.
Sabores dulcesLa repostería es otro de los puntos fuertes de la Semana Santa. Tanto los postres caseros elaborados con leche, como los productos de bollería, cubren los manteles de todas las casas durante estas fechas. Las recetas castellanas del arroz con leche o la leche frita suponen dos de los platos más típicos. En las pastelerías de muchos lugares, sobre todo en Castilla y Andalucía, los roscos de Semana Santa cubren los escaparates, mientras que en el Levante, sobre todo en Cataluña, es muy típico degustar las Monas de Pascua.
Por su parte, las torrijas y los pestiños son los postres protagonistas. Los pestiños, procedentes de Castilla, se elaboran con una masa de harina frita, que se endulza con mucha miel, aunque su elaboración varía dependiendo de la zona geográfica. Las torrijas, originarias de Madrid y preparadas con leche o vino, son imprescindibles para los paladares españoles en Pascua. Su elaboración sencilla, junto con su delicioso sabor y el poco gasto que hacen al bolsillo, las han convertido en un plato perfecto para estos días de austeridad.
Como ocurre con todas las fiestas celebradas en nuestro país, la gastronomía juega un papel fundamental. Generalmente tienen un origen religioso, pero los cambios históricos las han adaptado a la conciencia de cada uno quitándole casi todo el sentido inicial que poseían. Lo importante es que son días de fiesta para compartir con amigos y familiares, disfrutar de las preciosas procesiones que se llevan a cabo en todas las ciudades españoles y deleitar el paladar con los suculentos platos que marcan esta fecha.


Vía : Cocinyhogar

18:45

Gastronomía en Alcañiz

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De los períodos de frugalidad forzosa impuesta por las largas sequías, han sabido resarcirse con creces las gentes de Alcañiz, cuyo peculiar sentido de lo lúdico les ha permitido crear una cocina propia y unos deliciosos lamines - que son lo propio de las gentes lamineras - , tales como las tortetas de alma, los roscones de zurra, los mantecados, los almendrados, las galletas, que en algunos pueblos del contorno
llaman alcañizanas, las harinosas ciegas, los cortadillos de canela, las tortas de panizo con anisetes, las rosquetas de Pascua, las tortadas, las capuchinas, las tortas del Santo Entierro, las Tetas de Santa Águeda (Imagen 1), y otros muchos, comunes a otras localidades de la comarca, así como las tortas - o tartas- de cerezas, de manzana, de membrillo, de cabello de ángel, de calabaza roya, de moras, de gallicos de nuez y otras de parecida condición, que enlazan con las saladas o "de recau".


Parientes próximas de las "pizzas" italianas, como las tortas de pimiento y tomate, de chirigol, de sardinas arenques y de patata y jamón, que nos conducen desde los recursos festivos de peregrinación, "lifara" y romería, a esa otra comida sosegada y sabia, para mesa y manteles, como las celebradas anguilas de La Estanca con judías desgranaderas, que aparecen en prestigiosos repertorios gastronómicos como plato reconocidamente alcañizano, o las alcachofas con tripa, o el chirigol, o la fritada con caracoles, o la sartenada de matanza, o los menudos en tripa, o las codas a la pastora, o los huevos
en procesión, o el arroz de abadejo con patatas, que los niños, acompañaban con panes de juguete como escaleretas, el torer, y la moncha, o con la botella el Día del Choricer.
Pasaremos por alto la excelencia de los productos de su huerta, la suculencia de los peces de La Estanca - de los que se proveían periódicamente los últimos reyes de Francia, Luis XVI y María Antonieta- y la calidad de su caza, que hizo nacer aquel viejo proverbio entusiasta de "La mujer y la perdiz, de Alcañiz", pero no puede dejar de encarecerse el sabroso recetario a que han dado origen.
También citaremos el conejo con chirigol y caracoles y las codornices a la rabia, que constituyen un sabrosísimo recurso de urgencia, o la liebre con vino que, aún siendo una receta compartida, adquiere aquí una peculiar fragancia, como el cardo con salsa de almendras que cenan en Nochebuena todos los aragoneses y al que las alcañizanas dan un toque que los distingue, porque todas las cosas aquí adquieren una singular personalidad.

Vía : Alcaniz

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